228) LEY DE LA ATRACCION - La Misión

A continuación les transcribo una carta que le escribí a mi esposa, el 9 de febrero de 2010:

 

“Todos tenemos una misión distinta que cumplir cada vez que venimos al mundo.

 

La misma la determinamos de común acuerdo con Dios antes de nacer, sin embargo como perdemos la visión del “conocimiento” al dejar relegado el subconsciente, Dios nos envía mensajes a lo largo de la vida para hacernos recordar.

 

Generalmente recordamos después de los 40 años, porque es el tiempo de “preparación” de nuestro espíritu, en el nuevo cuerpo que nos fue entregado.

 

Esos mensajes, recordación, y comienzo de la misión, se van entremezclando en la cronología del tiempo terrestre, ya que para Dios sólo existe el ahora. Entonces por ahí empezamos a cumplir la misión sin darnos cuenta y se nos comunica de la misma cuando ni tenemos idea para qué sirve dicha información, es decir (la física cuántica) se mezcla el futuro con el pasado y el presente, en un sólo instante.

 

Ya llevo escrito 33 artículos (uno semanal), para el que no sabe es simplemente usar las técnicas de los Webmasters para producir movimiento en la página Web, para que Google la posicione mejor.

 

Pero ello sólo fue mí intención consciente al comenzar a escribir los artículos, ya que en realidad yo estaba cumpliendo una misión que me encomendó Dios.

 

Así es que a mediados de septiembre de 2009 cuando fuimos a la Capilla del Peralta Ramos y vi la pintura de la cúpula, obtuve el cuarto mensaje que confirmaba mi misión.

 

Mi primer mensaje lo recibí a los 33 años, cuando el día anterior a mi confirmación, el Padre que nos daba el curso, nos dijo que a partir de ahora todos nos convertíamos en Apóstoles de Cristo.

 

Lo anterior no fue en sí el mensaje, sino lo que sucedió al día siguiente de la confirmación:

 

Era Domingo y cuando estaba esperando el colectivo para ir a tú casa, le pregunté a Dios que, si realmente era un Apóstol, desde el momento en que subía al colectivo hasta la parada de tu casa, yo debía ser el pasajero Nº 12 al bajar.

 

Como era Domingo había poco movimiento, así que eran pocos los que subían y bajaban. Fueron bajando sucesivamente 1, 2, 3 y una parada antes de bajar yo, bajó el pasajero Nº 11. Cuando me tocó bajar a mí, Dios ya me había respondido.

 

Sin embargo en ese momento sin saber lo que significaba, me dije, está bien soy un Apóstol, y ahí quedo.

 

Volviendo a la Capilla de Peralta Ramos (el presente se mezcla con el futuro), a la izquierda del río estaba Jesús hablándole a algunos Apóstoles (no eran más de 7); yo a esa altura sabía que uno de los que estaban sentados a la sombra del árbol me representaban a mí, por eso te dije en ese momento que no sabía todavía quién te representaba a vos, de los que se encontraban a la derecha del río (el mar), con lo cual la pintura se estaba adelantando al viaje confirmado que ibas hacer a España por tu trabajo.

 

Recordá que esas pinturas religiosas son una mezcla de espacio y tiempo. La de casa no sólo nos representa en un espacio (plano de Mar del Plata), sino en el tiempo, ya que los dos chicos no sólo nos está identificando, sino determina nuestro presente, ya que somos “chicos” al estar obteniendo el mismo conocimiento que tienen los chicos con una mente todavía no condicionada (esto lo aprendí del libro que todavía no leíste).

 

Y en Peralta Ramos el espacio es exactamente el mismo desde las nuevas coordenadas en que la pintura es vista. Con lo cual a medida que vamos evolucionando, se nos irán apareciendo pinturas que irán describiendo nuestro cambio mental, en dicho “presente terrenal”.

 

Hasta ahora te enumeré dos mensajes, el último y el primero. El tercero fue aproximadamente un mes antes de ir a la Capilla, cuando leyendo aprendí el significado de Apóstol:

 

Es quien transmite la palabra de Dios. Hay divergencias si para ser Apóstoles además de trasmitir la Palabra, tienen que haber visto a Cristo con vida. La Iglesia se inclina más por la primer definición. Al leer ello fui cuando caí y me di cuenta de lo que estaba haciendo con mis artículos y relacioné el mensaje de los 33 años.

 

Yo con los artículos no estoy haciendo otra cosa que, trasmitir los conceptos de la Biblia con un lenguaje más de la calle y con una mentalidad de fuerza y no como uno está acostumbrado a ver, que quien habla de Dios debe ser un sumiso, débil y que no le interesa el progreso económico.

 

Hasta aquí van tres mensajes. El cuarto, que es el compromiso o aceptación de mi misión (sin darme cuenta en ese momento) fue “ese día”.

 

Sí, el día que me asaltaron. Cuando me fui a dormir sucedió algo “más”.

 

Esa noche sin que te dieras cuenta, estuve llorando toda la noche, pero no de tristeza sino de una felicidad inmensa.

 

Esa noche conversé con Dios, no escuche su voz como Moisés, tampoco hablé en sueños como Salomón, pero diría que hablé a través de los pensamientos.

 

Las ideas o pensamientos que le transmití esa noche a Dios, de alguna manera eran contestaciones que Él me iba poniendo en la mente, guiándome en definitiva con lo que debía hacer.

 

Esa noche ya sabes que no morí porque obtuve un milagro. En ese momento pensé que Dios buscaba algo de mí, porque en el 99% de los casos es imposible sobrevivir, al resistirse a un asalto a mano armada; además de que me anticipó que se iba a producir el milagro.

 

Mirando en perspectiva, ahora sé que el milagro se produjo por una combinación de brindar amor y falta de temor, ya que sabiendo que iba a morir, acepté la muerte y que lo importante era que ustedes ya estaban a salvo; entonces no tuve el temor, por lo tanto alejé a la muerte, simplemente, porque hice desaparecer sus motivos.

 

Esa noche tal vez, se dieron una combinación de acciones y mensajes que todavía no sé si los reconozco a todos. Por lo que fui leyendo, posiblemente esa noche estaba destinado a pagar mí Karma de vidas anteriores, con la muerte; pero al realizar un acto de amor hacia un semejante (Dharma), se me perdonó el Karma y se me concedió el milagro.

 

Por otro lado a veces pienso si esos chorros no eran ángeles, o guiados por éstos, como una forma de zamarrearme y que me avivara, de que ya era hora de cumplir con el mensaje que me comunicó Dios, directamente a los 33 años.

 

La cuestión es que esa noche al irme a dormir, le transmití a Dios que me convertía en su soldado, con lealtad absoluta y que esperaba sus órdenes cuando Él me lo comunicase, aceptando renunciar a todo lo que Él me propusiese, porque sabía que había nacido de vuelta y ahora no sólo estaba consciente de que mi cuerpo le pertenecía, sino también mí espíritu.

 

Le prometí que hasta tanto recibiera esa “orden”, en mi vida privada me mantenía en forma corriente, pero en mí vida pública renunciaba (salvo que me indicase lo contrario) a la exposición, de tal forma de actuar en ese ámbito con total humildad. Por ello es que dejé de escribir cartas públicas, quejándome de las incompetencias de los demás y en el grupo del Colegio de Martilleros, si es necesario siempre doy un paso al costado, para ponerme en el último lugar, sólo paso al “frente” si me lo piden.

 

Dios nunca te obliga a que hagas nada, ni te extorsiona, ya que al salvarme esa noche podría haberme exigido cualquier cosa y la hubiese aceptado, sin embargo me fue comunicando las cosas a través de mis propios pensamientos, a lo sumo guiándome.

 

Así es que completé este rompecabezas y sé que mi misión es transmitir la Palabra de Dios, como un Apóstol moderno.

 

Pensando en el cambio que implica el año 2012 a veces me viene a la mente la pregunta: ¿Seré uno de los 12 Apóstoles de la Nueva Era? Y en ese caso ¿Estaré preparando la 2º venida de Cristo?

 

¿Cómo diferenciar un pensamiento que me trasmite el Espíritu Santo, del que me quiera imponer el Ego, para hacerme creer que soy importante? Esta es una pregunta que todavía no me puedo responder.

 

Sin embargo sé que ya comencé con mi misión y que me impuse a cumplirla todas las semanas durante 100 años (la edad no importa, es un límite que nos imponemos y con mayor razón deja de tener importancia, cuando lo fundamental, es cumplir esa obligación que me determiné  hacia Dios).

 

Era mucho para decírtelo personalmente, entonces me fue más fácil trascribirlo en estas hojas.

 

Soy un soldado de Dios y mi batalla ya comenzó..........”

 

Muchas de las expresiones de esta carta, las fui haciendo pública en artículos sucesivos. Hoy por ejemplo, hablaré de algunas de esas imágenes religiosas.

 

La de mi casa, es la de un Ángel parado al lado de dos chicos (una nena y un nene), de no más de siete años de edad, que están por tomar una pelota que está al borde de un río. Y de fondo, se ven cuatro árboles.

 

Esta imagen se la había regalado a mi esposa, su abuela materna, cuando ella tendría alrededor de 10 años. Es una imagen, que estimo es de la década del ´50.

 

Mi señora guardó este regalo con mucho cariño y la pegó cuando nos mudamos, sobre el vidrio de la ventana del cuarto de mi hijo, que da al parque de nuestra actual casa.

 

Al cabo de las pocas semanas, miré dicha imagen al mismo tiempo que veía el fondo de mi parque, y no lo podía creer. Esos árboles se repetían en mi parque (4 pinos, que también forman parte de la tapa de mi novela), a la vez que mostraban como si fuese un plano de Mar del Plata, la ubicación de mi oficina y la del trabajo de mi esposa, en forma equidistante con la ubicación real de mi casa, en ese plano “espiritual” de Mar del Plata.

 

La abuela de ella le había regalado ese dibujo, que predecía el paisaje que tendría la vivienda que habitaríamos décadas después; indicándonos al mismo tiempo ese mensaje del que hablé en la carta.

 

Y al poco tiempo de darme cuenta de esa coincidencia, en mi living mientras estaba sentado frente a la TV, vi arriba en un estante, el porta retrato que había colocado mi esposa, de una foto que nos habíamos sacado el día de nuestro casamiento por civil.

 

Era una foto en la Villa Victoria, sobre la galería semicubierta de la casa, apoyados sobre la baranda, viéndose las plantas y flores que estaban a la derecha y junto a la misma.

 

Mirando esa foto a una distancia de medio metro, no llama la atención; sin embargo viéndola a un metro y medio, esas plantas se empiezan a ver difusas, de tal manera que en parte de su constitución, se comienza a apreciar un “niño ángel” que nos está mirando desde abajo.

 

De una u otra manera, tanto a mi esposa y a mí, los ángeles nos fueron acompañando y haciéndolo notar, que están presentes como guardianes de “esa misión”, que yo llevo a cabo por medio de mi investigación.

 

A su vez, otro de esos mensajes que recibí y que tiene relación con dicha misión y que no lo había comentado todavía, es el que recibí el día que nos entregaron a mi esposa y a mí, mi primer auto 0 km, en enero del 2010; y el cual sigo teniendo hoy día.

 

El mensaje fue el que recibí por medio de la patente que me tocó. En Argentina son alfanuméricas (compuestas de tres letras y tres números).

 

En uno de mis primeros artículos (no recuerdo cual), le había expresado a mi esposa mientras esperábamos que nos hicieran los papeles, antes de la entrega del auto: ¡Mira si nos toca el 017!. Sin embargo la patente que el destino nos determino fue:

Pero a los pocos minutos, mi esposa me dice: ¡Después de todo te tocó el 017!; ¿Cómo, si fue 539? Y ella me respondió: La suma de 539 da 17.

 

Cuando vi esto me dije, ¿Toda la patente no contendrá un mensaje?. Y así es que al otro día, en la computadora busqué por separado a ver qué encontraba, poniendo en el buscador “INJ” y por otro lado “539”.

 

Lo primero que busqué fue “539”, encontrando que ese año AC, se había producido la caída de Babilonia. Y la destrucción de Babilonia representa en la Biblia, la derrota de Satanás. Por lo tanto con 539 se me estaba diciendo:

 

539 = La destrucción de Satanás.

 

Luego coloqué INJ y apareció en ese momento (a los pocos meses quise encontrar la misma página y nunca más la volví a ver), un sitio que promocionaba una Biblia en Italia, que estaba escrita en latín y cuyo título era, “El Nuevo Testamento Ilustrado”, que abreviado, estaba indicado como INJ. Con lo cual toda la patente me estaba trasmitiendo:

 

INJ 539 = El Nuevo Testamento Ilustrado – La destrucción de Satanás

 

Es decir, Dios por medio de mi patente, me estaba diciendo que yo escribiría el Nuevo Testamento Ilustrado, que determinaría la destrucción de Satanás.

 

Dos semanas después en el artículo titulado “Nº 31 - Su verdadero significado” yo expresaba:

 

“Por eso es que llega ese punto de inflexión, cuando uno comprende que la ley de la atracción no es otra cosa que un instructivo de cómo interpretar las “Sagradas Escrituras”.

 

Pero esto no fue todo, hoy mismo cuando intenté nuevamente ver si encontraba esa página que hablaba sobre INJ, coloqué en el buscador (poniendo la primer palabra entre comillas):

 

 “INJ” latín

 

Y surgió una página que daba otro significado más, el que copio textual a continuación:

 

INJ significa In Nomine Jesu

(latín: en el nombre de Jesús)

 

Fuente de consulta:

https://translate.googleusercontent.com/translate_c?depth=1&hl=es&prev=search&rurl=translate.google.com&sl=en&u=http://www.acronymfinder.com/In-Nomine-Jesu-(Latin%253A-in-the-name-of-Jesus)-(INJ).html&usg=ALkJrhjOW0S11pGIoZ8-qMI-uKb-fm2-AA

 

Dios me lo había dicho hace cinco años y ahora me lo volvía a reafirmar, para que no quede ningún tipo de dudas.

 

Y no sólo la patente me estaba trasmitiendo un mensaje, también el modelo del auto que había elegido: Un Renault “Symbol”. Al igual que la Biblia, que esconde su verdadera PALABRA tras una simbología escrita con parábolas, Dios me estaba diciendo, que la patente de mi auto, era un “símbolo” que ocultaba un mensaje.

 

Por ello si se fijan en la tapa de mi libro, “La Biblia Secretos Develados”, verán que abajo de todo, en letras muy chiquitas, coloqué INJ 539, porque ese es en realidad el verdadero título de mi libro.

 

En definitiva, imágenes y fotos de ángeles, coincidencias, hechos; todos mensajes que me iban indicando que no estaba solo en esa Misión, que poco a poco iba tomando forma y consistencia.

 

Artículos uno tras otro que fui escribiendo y que Benjamín Solari Parravicini fue prediciendo en sus profecías.

 

Y como vengo diciendo, grito LA VERDAD DE LA PALABRA a los cuatro vientos, pero nadie me escucha; me muestro, pero nadie me ve; pero todo llega y falta poco, muy poco.

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde “la playa de las arenas argentadas”, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga. 

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