185) LEY DE LA ATRACCION - Viaje de Pablo a Roma (Parte 5)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en diez partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 5:

 

Volviendo entonces al punto que había dejado pendiente en el anterior artículo, respecto a cuál era la relación que existía entre La Tierra, Plutón y el cometa Halley; aquí se vuelve a dar el 2º punto del Kybalion, El principio de correspondencia (ver el artículo titulado “Nº 12 - Una historia real”), el que dice: 

 

“Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.”

 

Es decir, lo que pasa en el Universo, es un ejemplo de lo que sucede en el cuerpo humano y viceversa. 

 

Y a tal efecto, la Tierra representa al óvulo materno fecundado. Esto último lo expresé en el artículo titulado “Nº 160 - El arca de Noé - Parte 3”, donde dije:

 

“El cielo se parece al útero, la Tierra es el óvulo y cada uno de nosotros somos las células que conformamos a ese único ser en formación que es la Tierra”.

 

Es decir, la Tierra es como el óvulo recién fecundado y cada uno de nosotros formamos parte de esas nuevas células que se van formando en ese proceso de división celular, que se va reproduciendo en el óvulo por medio de la mitosis.”

 

Y por otra parte Plutón con Caronte (hasta  hoy considerado como su mayor satélite natural, aunque hay intenciones en el mundo científico, de considerarlos a estos dos astros como un sistema binario), representan ambos en el cuerpo humano, a las gónadas masculinas (Ver el artículo titulado “Nº 174 - La nueva Jerusalén - Parte 11”).

 

Por lo tanto, si la Tierra es el óvulo materno y el sistema binario Plutón - Caronte son los testículos y el cometa Halley relaciona a la Tierra con Plutón; la respuesta sale sola:

 

El cometa Halley representa al espermatozoide (está conformado por una cabeza y una cola).

 

Nota al margen: Respecto a esto mismo busqué después en Google, con las palabras “cometa Halley” y “espermatozoide” y encontré una página (citada más abajo), donde respecto a este cometa, dice textualmente: 

 

“Un cometa semeja a un espermatozoide cósmico. De hecho, suele transportar "material" (polvo de estrella) que puede caer en un planeta (óvulo) y fecundarlo. Así como es en "lo grande"... es en "lo pequeño".

 

Vean como además de mostrar la misma semejanza, también subliminalmente, hace mención al Principio de correspondencia.

 

Fuente de consulta: http://asteromia.net/sistema-solar/sistema-solar-cometas-halley.html

 

Y estas no fueron las únicas coincidencias que encontré en cuanto la relación entre este cometa y el órgano reproductor masculino.

 

Recuerden que mi primera aproximación al cometa Halley, me hizo ver que la duración de su órbita era de “75” años, y esto mismo lo encontré mientras buscaba más información sobre la formación del espermatozoide, principalmente en la duración de todo su desarrollo.

 

A tal efecto les transcribo textual la información tomada de la respectiva fuente de información; resaltado en negrita por mí, donde hace referencia a “esta duración”:

 

“La espermatogénesis, es la gametogénesis en el hombre: el mecanismo encargado de la producción de espermatozoides. Este proceso se desarrolla en los testículos, aunque la maduración final de los espermatozoides se produce en el epidídimo. La espermatogénesis (transformación de espermatogonias hasta espermatozoides) tiene una duración aproximada de 64 a 75 días y consta de varias etapas”

 

Fuente de consulta: http://www.esimer.com/ovogenesis-espermatogenesis.php

 

Cuando leí este fragmento, no lo podía creer; aparecía otra coincidencia más para reforzar y aclarar, la representación que tiene el cometa Halley con el espermatozoide.

 

En los dos casos se presenta la siguiente coincidencia:

 

El cometa Halley: Tiene una duración de su órbita que fluctúa entre los 74 (75) a 79 años.

 

El espermatozoide: Tiene una duración de su proceso de formación que varía entre 64 a 75 días.

 

Como pueden ver a simple vista, en los dos casos la duración fluctúa entre varias posibilidades; una de ellas el 75, independientemente que en un caso se hable de días y en el otro de años.

 

Nota al margen: Ya lo he dicho varias veces, Dios trasmite muchos de sus mensajes por medio de coincidencias de números; dejando de lado la ubicación de las comas y el género que dichos números estén representando en ese momento.

 

Bien, hasta ahora yo me estaba concentrando en la segunda parte del viaje de Pablo, que sabía, representaba la fecundación del óvulo; pero como me estaba resultando complicado interpretar, en qué momento preciso de ese viaje, si antes, durante o después de tocar la isla de Creta, se estaba dando esta representación de la fecundación; es que me decidí a dejar momentáneamente este trayecto en particular y me volqué a analizar la primer parte de este viaje. 

 

Recuerden lo que expresé en la parte 1 de este artículo:

 

“Este capítulo narra dos tramos bien definidos de la travesía a Roma (mientras que el capitulo 28, describe ese tercer tramo).

 

El primer tramo indicado es desde la partida de Pablo del puerto de Cesárea, de lo que hoy es Israel, en una pequeña embarcación de carga perteneciente a la ciudad de Adramitio (hoy llamada Karatas, en Turquía) y llegando hasta Mira de Licia (puerto más al noroeste de la costa de Turquía), tocando previamente otros puertos en el trayecto, ubicados en el Asia Menor.

 

Mientras que el segundo tramo a que hago referencia, es desde Mira, donde realizan un trasbordo a otro barco grande de transporte de granos, hasta la isla de Malta al sur de Sicilia, donde naufragan.”

 

Resumiendo lo que dije en ese momento, el punto que me llamó la atención y que diferencia a ambos tramos, es que en Mira “hacen un trasbordo a otro barco más grande”.

 

Sabiendo yo que todo este proceso es simbólicamente el desarrollo de la fecundación del óvulo, no me fue difícil plantearme como hipótesis, que el primer barco representa al espermatozoide que transita por el cuerpo del hombre, específicamente por los tubos seminíferos. Mientras que el barco más grande, hace referencia al cuerpo de la mujer, específicamente al óvulo que viaja por las trompas de Falopio.

 

Es decir, mientras Pablo va en el barco que costeaba el continente, es la indicación que el espermatozoide está todavía viajando dentro del cuerpo del hombre.

 

Por otro lado, cuando Pablo se cambia al barco más grande y se dirige hacia adentro del Mar Mediterráneo, implica que el espermatozoide ya está dentro del cuerpo de la mujer.

 

Y todos los períodos de tiempo que se citan en esa primer parte del viaje de Pablo, son indicios de la duración de las distintas etapas del desarrollo del espermatozoide; a diferencia de la segunda etapa, analizada en los artículos anteriores, donde se indican más períodos de tiempo, que tienen que ver con el desarrollo del óvulo ya fecundado.

 

Ahora comenzaré a examinar esos fragmentos de tiempo que me indican esa relación con el espermatozoide, a la vez de estar señalándonos a qué parte del cuerpo se refiere, cuando el barco va tocando puertos del continente.

 

A tal efecto les transcribo los primeros seis versículos, que citan esos períodos de tiempo, marcando en negrita dichos momentos:

 

1- Cuando se decidió que nos embarcásemos rumbo a Italia, fueron confiados Pablo y algunos otros prisioneros a un centurión de la cohorte Augusta, llamado Julio.

2- Subimos a una nave de Adramitio, que iba a partir hacia las costas de Asia, y nos hicimos a la mar. Estaba con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica.

3- Al otro día arribamos a Sidón. Julio se portó humanamente con Pablo y le permitió ir a ver a sus amigos y ser atendido por ellos.

4- Partimos de allí y navegamos al abrigo de las costas de Chipre, porque los vientos eran contrarios.

5- Atravesamos los mares de Cilicia y Panfilia y llegamos al cabo de quince días a Mira de Licia.

6- Allí encontró el centurión una nave alejandrina que navegaba a Italia, y nos hizo subir a bordo.

 

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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