182) LEY DE LA ATRACCION - Viaje de Pablo a Roma (Parte 2)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en diez partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 2:

 

Cuando leí el capítulo 27, teniendo presente la interpretación que había realizado del Arca de Noé (Ver el artículo titulado “Nº 158 - El arca de Noé”), ya me imaginaba que el barco que transportaba a Pablo, estaba representando al cuerpo humano. A partir de esta premisa, fui logrando interpretar el mensaje principal de estos versículos.

 

Lo primero que me llamó la atención, fueron los catorce días que Pablo especifica que estuvieron sin comer y que todos debían comenzar a alimentarse, para su salvación:

 

33- Mientras esperaban que se hiciera de día, Pablo aconsejaba a todos que tomasen alimento diciendo: "Hace ya catorce días que, en continua expectación, estáis en ayunas, sin haber comido nada.

34- Por eso os aconsejo que toméis alimento, pues os conviene para vuestra propia salvación; que ninguno de vosotros perderá ni un solo cabello de su cabeza."

35- Diciendo esto, tomó pan, dio gracias a Dios en presencia de todos, lo partió y se puso a comer.

36- Entonces todos los demás se animaron y tomaron también alimento.

 

Como ya dije en otras ocasiones, la Biblia es una descripción del funcionamiento de la mente y cuerpo humano, (ejemplificado también con el funcionamiento del Sistema Solar); por lo cual, es que vengo investigando la anatomía de nuestro cuerpo por medio de libros y artículos de medicina, además de leer también artículos de astronomía.

 

Es así que al ir continuamente a páginas que tratan sobre el funcionamiento del cerebro, del sistema reproductor femenino y del sistema reproductor masculino; voy sin quererlo, refrescando información que había aprendido en mi época de estudiante y recopilando en mi mente también, datos más específicos que nunca les había prestado atención o que directamente ignoraba.

 

Así fue que al saber en mi interior que ese “barco” que transportaba a Pablo, representaba al cuerpo humano; al leer en esos versículos que decían que todos los pasajeros del barco, debían el día 14 comer para no morir, me fue imposible no relacionar esto con el óvulo materno y la implantación del mismo en el útero.

 

Ya que esto último (la implantación), es el momento en que el óvulo (a estas alturas se denomina blastocisto) comienza a alimentarse del endometrio. 

 

La implantación sobre la pared del útero, comienza al séptimo u octavo día después de la fecundación y se prolonga hasta el final de la segunda semana; o sea, 14 días después de ser fecundado el óvulo por el espermatozoide.

 

Fuente de consulta: 

http://es.wikipedia.org/wiki/Implantaci%C3%B3n_del_embri%C3%B3n_humano

 

Por lo tanto, no sólo sabía que “ese barco” indicaba al cuerpo humano; este versículo específicamente me estaba diciendo, que hacía referencia al óvulo recién fecundado.

 

Después posé mi vista sobre el siguiente versículo:

 

37- Estábamos en total en la nave 276 personas.

 

Aquí apliqué la “lógica”, para encontrar las fuentes científicas que apoyaran mi siguiente suposición, que era considerar a esas 276 personas que transportaba el barco, como la representación de los días que dura la gestación del ser humano, dada su cercanía a los 280 días; es decir, las 40 semanas que el médico calcula como el tiempo que transcurre, desde el primer día del último periodo, que tuvo la mujer embarazada.

 

Y este cálculo se hace de esta manera, porque los médicos no tienen una forma precisa de determinar, en qué día exacto comienza la mujer a ovular. 

 

Fuente de consulta: http://espanol.babycenter.com/a8400032/c%C3%B3mo-calcular-semanas-meses-y-trimestres-de-embarazo

 

Sin embargo no hallé ninguna página que hablara, de una gestación promedio de 276 días; lo más cercano que encontré, decía un promedio del embarazo de 278 días.

 

Fuente de consulta: http://es.wikipedia.org/wiki/Calendario_del_embarazo

 

Hasta que finalmente, colocando en el buscador de Google palabras combinadas entre 276 días, con óvulo, espermatozoide, luna, plutón, largo del cordón umbilical  (no recuerdo exactamente cuáles de estas palabras utilicé); apareció una página que hacía referencia a la cantidad de días que hay, desde la fecha de la “Anunciación” del Angel Gabriel” hasta la fecha de la “Natividad” de Cristo.

 

Entonces en esa página decía, que la Anunciación (donde el Angel Gabriel le comunica a la Virgen María que quedaba embarazada por gracia del Espíritu Santo) y la Natividad” de Cristo, estaban distantes 276 días.

 

Fuente de consulta: http://boscomania.wordpress.com/de-mechanica-mvndi/capitulo-ix/

 

Nota al margen: La Anunciación está definida como el 25 de marzo y la Natividad de Cristo el 25 de Diciembre; es decir, de una fecha a la otra tenemos 276 días.

 

Por lo tanto, el versículo 37 nos está expresando entre otros mensajes, que la gestación de Cristo duró 276 días.

 

Y siguiendo con el análisis de este número 276, encontré que éste se forma de la multiplicación de 46 x 6 = 46 cromosomas (que tiene cada célula del hombre) x 6 (número que representa al hombre). Con lo cual podemos leer esa ecuación, como los 46 cromosomas del hombre.

 

Pero eso no fue todo lo que descubrí; analizando dichas fechas:

 

25 de marzo y

25 de Diciembre

 

Encontré también esta otra coincidencia; en el hemisferio norte se producen:

 

- El Equinoccio de primavera, el 21 de marzo y

- El Solsticio de invierno, el 21 de diciembre

 

Nota al margen: Los  solsticios y  equinoccios, son las fechas en que se producen los cambios de estaciones.

 

Fuente de consulta: http://blogexperto.com/don_juan_zarlene/2013/06/20/solsticio-de-invierno-2013-ilustraciones-de-christoph-niemann/

 

Si prestan atención, verán que la Anunciación y la Natividad están desfasadas respectivamente del equinoccio y solsticio indicados más arriba, por “4 días”.

 

Más adelante podrán apreciar las otras coincidencias que encontré, interpretando otros versículos de este capítulo, respecto a este número “4”.

 

Pero ahora, respetando el orden de los pasos en que fui realizando este proceso, a continuación seguiré con el siguiente versículo:

 

28- Sondearon y hallaron veinte brazas; un poco más lejos sondearon de nuevo y hallaron quince brazas.

 

De esta oración, la “punta del iceberg” son “veinte brazas” y “quince brazas

 

Nota al margen: Una braza (medida náutica de profundidad), es la distancia que hay entre las puntas de los brazos extendidos de un hombre.

 

Según la sociedad o civilización, dependiendo de su ubicación geográfica o época en el tiempo, es que una braza obtiene distintas medidas.

 

Pero sabiendo por las otras interpretaciones que logré realizar, respecto a cifras que median distancias (codos, pies, estadios); es que aprendí que Dios utiliza el sistema de medición de los romanos.

 

Por lo tanto busqué cuánto media una braza romana, encontrando que una braza es el equivalente a 6 pies, que da como resultado 1,776 m.

 

Fuente de consulta: http://es.scribd.com/doc/29282892/Pesos-y-Medidas-en-Grecia-y-Roma

 

Entonces 20 brazas son 35,52 m y 15 brazas son 26,64 m.

 

A estas alturas me dije, ahora busco en Google qué páginas combinan esos números con las palabras astros, Plutón, gestación, óvulo y algunas otras que probé; y yo me decía la respuesta aparecerá, como había hecho anteriormente en otros artículos al convertir esas medidas que estaban en la Biblia, de codos, pies o estadios, a metros.

 

Sin embargo no encontré ninguna pista con dichos números 35,52 y 26,64. Yo en ese momento no lo podía entender, antes con sólo transformar esas medidas romanas a metros, la respuesta salía inmediatamente.

 

¿Por qué me estaba sucediendo esto?, si Dios utilizaba una forma clara y definida para trasmitir sus mensajes, ¿por qué ahora no podía comprender su vocabulario, sus palabras, dichas por estas simbologías?

 

Hasta que finalmente mirando desde otra perspectiva, me di cuenta dónde estaba mi error.

 

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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