177) LEY DE LA ATRACCION - El Milagro (Parte 2)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en dos partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 2:

 

En ese preciso momento sentí que la muerte estaba a mi lado, yo no la veía, pero si la hubiese visto, seguramente hubiera estado parada junto a mí con la guadaña, esperando cortar mi cordón de plata.

 

Ahí fue como si ella me hubiese susurrado al oído, “Despedite de tu familia porque ya te llevo”. Y a continuación, en una décima de segundo, al mismo tiempo que seguía esquivando las trompadas, miro hacia la ventana del living de mi casa, e imaginándome que mi esposa e hijos estaban parados detrás de ella, ya tranquilo porque estaban a salvo, me despedí de ellos con una sonrisa (literalmente hablando) y pronunciando en silencio: “¡Adiós!”.

 

Y a continuación (en ese momento había logrado soltar mis manos de quien tenía adelante mío y por otro lado estaba tratando de sacar las manos de quien me tapaba la boca), entonces ya habiéndome despedido de mi familia, acepté la muerte con un acto físico, que fue soltar las manos de quien me tapaba la boca y en ese momento se produjo el milagro.

 

En el preciso instante en que las yemas de mis dedos comenzaban a despegarse de las manos del chorro, los dos hijos de puta que tenía detrás mío, me soltaron a mí, exactamente al mismo tiempo, con una sincronización tal, que si la hubiésemos buscado jamás se podría haber logrado de la manera en que se dio.

 

Cuando pasó esto, que los chorros me soltaran sin que se dijesen nada entre ellos y luego se fueran corriendo aterrorizados como si hubiesen visto al mismísimo diablo; en ese momento yo no comprendía nada y me decía a mi mismo: ¿cómo, soy yo el que me rindo y los que salen corriendo son ellos?

 

En ese instante se había producido el Milagro y tardaría yo dos años en saber cómo había sucedido.

 

Mientras tanto uno de los chorros que salía corriendo, le decía al que había quedado delante de mí: ¡Bájalo! (en la jerga de los delincuentes esto significa, mátalo).

 

Ahí me enteré que el único que estaba armado era el que me golpeaba. Cuando los otros salen corriendo, el primero saca de la cintura por la espalda, una pistola y me apunta al pecho; mientras, yo que estaba sentado e inclinado hacia atrás, al soltarme de golpe por los otros dos chorros, apoyo rápido la mano derecha para no caerme de espaldas, mientras que con la mano izquierda extiendo la palma abierta hacia adelante, diciéndole al desgraciado que tenía frente a mi apuntándome: ¡Tranquilo, te doy la guita!

 

Luego de darle la plata que tenía en el bolsillo (ya ahí estaba arrodillado para mantener la estabilidad), me pide también la alianza de oro; la que trato de sacarme pero como tenía el dedo hinchado no salía. Ahí decido escupirme el dedo y con la saliva logro que el anillo corriera y se lo entrego también.

 

Después este chorro me dice que me meta en mi casa con mi familia y que no lo siga y a continuación sale corriendo.

 

Más tarde iría a la clínica y luego de las primeras curaciones volvería a mi casa a dormir.

 

Ya apoyada mi cabeza sobre la almohada volví a revivir ese momento del Milagro, donde yo había aceptado con mi corazón la muerte, sin embargo ésta contrariamente se alejaba junto con los chorros que corrían aterrorizados.

 

Y ahí le pregunté a Dios ¿Por qué, por qué yo? Esa noche yo sentía que Dios me había salvado la vida, pero no sabía por qué, ya que si bien yo no ando por la vida tratando de hacerle el mal a nadie, tampoco soy un Mahatma Gandhi.

 

Entonces me dije, si Dios no me salvó por lo que fui hasta ahora, lo debe de haber hecho por lo que seré mañana.

 

Si bien yo, no sabía todavía lo que Él pretendía de mi, si sentía que deseaba “algo”. Así fue que esa noche le prometí, que hasta tanto me comunicase cuál era su deseo; a partir de ese momento yo me consideraría un soldado de Él, esperando hasta el día en que me solicitase actuar.

 

Nota al margen: Dios nunca da órdenes, pero sí nos guía por medio del Espíritu Santo, para que por nosotros mismos tomemos las decisiones, utilizando nuestro libre albedrío.

 

Esa noche sabiendo que había sido salvado por Dios, lloré de felicidad toda la noche, pero en silencio, para que mi esposa no se pusiese mal. A la mañana siguiente, mi almohada estaba empapada de tantas lágrimas que había soltado.

 

Si me dieran la posibilidad de retroceder en el tiempo, no cambiaría por nada lo sucedido esa noche; porque aún cuando recibí trompadas, patadas y sufrí dos operaciones y la pérdida parcial de la movilidad de mi dedo meñique izquierdo, ese “pequeño sufrimiento” no se puede comparar con “todo lo que recibí” a cambio.

 

Esa noche, fue la noche más hermosa que jamás había vivido hasta ese momento en mi vida. Y fue el punto de partida de lo que después comenzaría a realizar.

 

El 25 de junio de 2009 (tres años después), fue la fecha en que publiqué el primer artículo de mi blog, en ese momento creía que con ello le estaba dando publicidad a la novela que escribí; sin embargo luego, en el artículo titulado “Nº 31 - Su verdadero significado”, expresaría lo siguiente:

 

Por eso es que llega ese punto de inflexión, cuando uno comprende que la ley de la atracción no es otra cosa que un instructivo de cómo interpretar las “Sagradas Escrituras”.

 

Es decir, uno se da cuenta que lo que realmente hay que aprender y que en definitiva es lo que enseña la Biblia, es a tener Fe en Dios, quien es finalmente el que nos concede nuestros deseos.”

 

Y luego profundizando lo anterior, transcribo lo que escribí en el artículo titulado “Nº 50 - Entenderla y no comprenderla”, donde expreso:

 

Me refiero a que Jesucristo fue el mayor Maestro en aplicar la ley de la atracción.

 

Por lo tanto por correspondencia el contenido del Nuevo Testamento, es el libro que contiene toda la información que explica cómo aplicar la ley de la atracción.

 

Para lograr ello hay que leer dicha información en segundas líneas, ya que este libro fue escrito en clave, de tal forma que en realidad son dos libros en uno.

 

Por un lado está la Biblia propiamente dicha, donde a simple vista las palabras nos trasmiten una enseñanza cristiana y por otro lado se encuentra esta otra información.

 

En lo que a mí respecta lo que haré de aquí en adelante, será tratar de interpretar ese mensaje oculto por medio del lenguaje que la ley de la atracción nos brinda.”

 

Es decir, a partir del artículo Nº 31 me di cuenta que lo que yo estaba haciendo, era trasmitir la Palabra de Dios, luego de lograr la interpretación de las simbologías que ocultaban su verdadero significado.

 

Por esa razón las únicas tres personas mayores de mi entorno, que saben que estoy llevando a cabo esta investigación, y que me dicen que no siga porque ello me expone al ridículo y a recibir críticas, no les hago caso, aunque son bien intencionados. Porque “esa noche” hice un trato, mi nueva vida (nací literalmente de nuevo), a cambio de trasmitir la verdad de la Biblia (con mis errores y aciertos, pero sabiendo que siempre estoy recorriendo un camino que avanza día a día).

 

Esa noche de invierno, resultó ser la más calurosa, que me abriga desde ese momento y que me da el combustible para seguir avanzando en mi investigación.

 

Ahora ya sabiendo ustedes qué me motiva a seguir escribiendo, volvamos al objetivo de este artículo.

 

Como comenté más arriba, tardaría como dos años en saber cómo se concreta un milagro; y fue por leer el libro “Un curso de Milagros” (en realidad nunca lo terminé). En dicho libro aprendí:

 

Y esto lo expliqué (incluso cité mi asalto sin decir que lo era), en el artículo titulado “Nº 99 - La crucifixión de Cristo”, donde expresé:

 

Se entiende por milagro un hecho que sucede imprevistamente y evita la muerte de una persona, cuando todas las señales indicaban que su muerte era irreversible; llámese por consecuencia de una enfermedad terminal, un accidente, un acto violento o cualquiera otro que se les pueda ocurrir.

 

Recién expliqué cuándo se considera que se produce un milagro, pero ahora veremos qué es el que lo motiva.

 

Un milagro se produce por la combinación de dos circunstancias que se dan al unísono y generalmente en forma inconsciente. Respecto a esto último, aclaro que no sé si en forma consciente también se puede ejecutar de la misma manera.

 

Esas dos circunstancias a que me refiero son:

 

  • Ejecutar un acto de amor hacia el prójimo.

  • Y aceptar a la muerte sin miedo, cuando ésta se presenta.

 

Ahora explicaré un caso posible para que se entienda:

 

Si un hombre se resiste a un asalto a mano armada cuando está por ingresar a su hogar, para evitar que los delincuentes entren a su vivienda, dejando de esta manera a salvo a su familia que se encuentra adentro; éste sería un acto de amor.

 

Es decir, una persona sabiendo que su acción puede casi con seguridad terminar con su vida, lo hace de todas formas por el amor hacia el otro/s.

 

Y esta misma persona que presiente la muerte, que vino a buscarlo, en vez de temerla y rechazarla, la acepta hasta con una sonrisa en la boca, sabiendo que su familia quedó a salvo en su hogar.

 

Uno a veces cuando no sabía cuál era la forma de funcionar de los milagros, pensaba que si sucedía era porque Dios había salvado a esa persona por algo en particular.

 

Sin embargo, ahora vemos que eso acontece por la acción de la misma persona, quien en forma inconsciente ejecutó ese poder que si bien es de Dios, se nos permite utilizarlo en la medida en que sepamos hacerlo”

 

Como pueden ver esa noche del asalto no fue Dios quien me salvo, sino yo mismo al aplicar la herramienta que sí es de Dios. Esa noche sin saberlo utilicé los dos elementos que conforman a un Milagro y que ya indiqué más arriba.

 

Es decir, esa noche por mi Karma debía de morir y en contraposición, yo apliqué inconscientemente un Dharma, que es el opuesto al Karma; con lo cual surgió el Milagro que le pertenece a Dios.

 

Antes de analizar a los Milagros plantearé una hipótesis respecto al Karma, cuando este viene acompañado no sólo de la mala suerte, sino de la muerte misma (aclaró que no he leído mucho al respecto, por lo cual puede haber otros autores que lo tengan resuelto o mejor planteado).

 

HIPOTESIS DEL KARMA MORTAL: Yo pienso que debe de haber una relación directamente proporcional entre el Karma que arrastramos y los pensamientos de temor ante la posible muerte. Es decir, podemos arrastrar una especie de condena fuerte a la muerte por nuestro Karma, por lo cual con una porción pequeña de temor a la muerte, en un momento de nuestra vida, dicho Karma ejecuta su carga.

 

Por otro lado, podemos tener un Karma con una condena pequeña a la muerte, que combinada con una porción alta de temor, llegue a completar esa fórmula necesaria para que la muerte ejecute su misión.

 

Con esto quiero decir, que el Karma que arrastramos dependerá de nuestro pasado, pero el temor que sintamos a la muerte, dependerá exclusivamente de nuestro libre albedrío. Por lo tanto no importa cuán grande sea nuestro Karma mortal, lo importante es no dejar que el temor a la muerte nos invada.

 

Pero si así sucediese, siempre está la posibilidad de utilizar las herramientas que accionan los Milagros.

 

Lo que ignoro es cómo aplicarlo en cualquier situación, para evitar cualquier muerte; ejemplo:

 

1º) Uno para aceptar la muerte, primero debe saber que va a morir. En un accidente que nos toma por sorpresa, no podemos hacerlo.

 

2º) Si alguien sufre un asalto, por más que acepte la muerte, si no hizo también un acto de amor hacia el prójimo, tampoco aparecerá el Milagro.

 

Entonces aquí dejaré planteado una situación donde podemos teóricamente manejar la aparición de estas dos “herramientas”.

 

Me estoy refiriendo entre otros casos similares, a los pacientes con enfermedades terminales.

 

Normalmente la mayoría de ellos aceptan la muerte antes de que esta aparezca, sin embargo mueren, porque está faltando el otro ingrediente: Un acto de amor hacia el prójimo.

 

Aquí es donde planteo la siguiente posibilidad y espero que algún médico lo lea para llevarlo a la práctica.

 

Qué pasaría para esos pacientes a punto de morir (suponiendo que aceptan la muerte), si antes se les dice que ante la cercanía de la muerte, sería “bueno” que ellos mismos firmen la donación de órganos, para salvar otras vidas.

 

¿Con esta acción, se estaría cumpliendo con los dos actos necesarios, para la aparición de un Milagro?

 

Suponiendo que este planteamiento fuera correcto, el paciente ¿debe estar en conocimiento de esta posibilidad?. Con esto quiero decir, que si el paciente sabe cómo es la conformación de un Milagro, la donación que firme tal vez deje de tener efecto, porque esa persona esté haciendo ese acto por “interés” propio y no por amor hacia otro.

 

Pero ello serán todas posibilidades y experimentaciones que habrá que realizar, para ver (estadísticas de por medio) cuál resulte más efectiva para la concreción de esos dos actos, que llamen a la aparición del Milagro.

 

Yo esa noche sentí que el Ángel de la muerte, no es malo; él viene solamente cuando nosotros lo llamamos, para rescatarnos del Infierno en que estamos viviendo (Ver el artículo titulado “Nº 129 - Los mil años y el abismo”) y sólo de nosotros dependerá que postergue su misión. .

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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