134) LEY DE LA ATRACCION - Los doscientos millones de soldados (Parte 5)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en diez partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 5:

 

¡ATENCION!: Estos cuatro párrafos escritos en letra cursiva que verán a continuación, son una transcripción de lo que escribí al final de la Parte 4 de este mismo artículo:

 

Cuando originalmente escribí este artículo (hace dos semanas), me hice una mezcla entre las coincidencias que se me habían presentado, justo a continuación de determinar que los culpables eran los espermatozoides, que mezclé una cosa con la otra.

 

Ese error me llevó a expresar lo dicho en el párrafo anterior; ya que la combinación de pares de cromosomas XX o XY, se da únicamente una vez fecundado el óvulo; de lo contrario los espermatozoides llevan un sólo cromosoma “X” o “Y”.

 

Y ese error lo mantuve en los dos artículos siguientes (Parte 5 y 6). Sin embargo, salvo la aclaración que haré al comienzo de ambos artículos, mantendré dicho error conceptual, porque ese “error” me permitió llegar a una conclusión sobre la cual venía trabajando y no le encontraba respuesta.

 

Y en relación a este error, reitero como siempre digo, yo jamás escribo haciéndome el que lo sé todo y como en este caso, cometí un “horror garrafal”; pero a causa de mi ignorancia llegué al objetivo buscado. Ahora sí, continúo con lo que era el artículo original.”

 

En el artículo anterior llegué a la conclusión que, dónde nacen y se reproducen los pensamientos negativos, no es solamente en los espermatozoides en general, sino específicamente en los que contienen los cromosomas “XY”.

 

Ante esta información que me había trasmitido el Espíritu Santo, mi objetivo se centraba en analizar en profundidad estos cromosomas en particular, para ver que más descubría.

 

Lo primero que me dije, fue decir: Sí el germen del mal si ubica en este tipo de cromosomas, entonces el cromosoma “Y” estaría representando a los pensamientos negativos.

 

Luego seguí analizando mi hipótesis y dije: Si es así, la “X” que acompaña a “Y” debería representar a los pensamientos positivos (ya había descartado como opción al óvulo de la mujer, ya que el tamaño de este último es muchísimo más grande que el del espermatozoide); sin embargo para que esta hipótesis tuviera validez, previamente debía encontrar las pruebas que apoyaran mi formulación.

 

Y la manera de lograr esto último era identificar los elementos que relacionan a “X” con “Y”, de tal manera que por cantidad, tamaño o peso, la relación entre ellos fuera de 1/3 + 2/3.

 

Al principio buscando en Google encontré una tabla, donde clasificaba a los cromosomas por la cantidad de pares de bases (de esto no entendí nada).

 

Pero lo importante de esta tabla, era ver la relación que los diferencia entre sí por la cantidad que cada uno expresaba; así que los números que identificaban a cada uno de ellos, que a su vez se multiplicaba por la misma cifra exponencial, eran los siguientes:

 

X: 164 (x106)

Y: 59 (x106)

 

Fuente consultada:

http://laguna.fmedic.unam.mx/~evazquez/0403/estructura%20cromosoma.html

 

A continuación hice la división entre ambos para definir su relación (59%164) y el número que me dio fue: 0,35.

 

Por lo tanto esta no era la relación que estaba buscando, ya que siempre debe de ser de 1/3 (relación entre pensamientos negativos y los positivos).

 

Independientemente de que la cuenta que estaba haciendo estaba mal (más adelante se los explicaré); el resultado de todas formas no era el correcto. Así que seguí buscando.

 

Lo siguiente que encontré fue una tabla que indicaba la cantidad de genes que cada cromosoma contenía, siendo estos números los que a continuación transcribo:

 

X: 1850

Y: 454

 

Fuente consultada: http://es.wikipedia.org/wiki/Cromosoma

 

Repitiendo el procedimiento que realicé más arriba, dividí 454 por 1850 y dio igual a 0,24; diferente nuevamente al 1/3 que estaba tratando de encontrar.

 

Finalmente (eso creía yo) encontré una página donde decía que la relación entre el tamaño del cromosoma “X” respecto a “Y”, era que este último era un 30% de “X”.

 

Fuente consultada: http://eureka.ya.com/carloskusanagui/pre_pages/sex_liga.htm

 

Luego busqué a la inversa (coloqué en Google las palabras para encontrar páginas que dijeran que esta relación era de un tercio) y apareció entre otras la que decía lo siguiente:

 

Al parecer, el cromosoma Y se fue separando, perdiendomaterial genético y desemparejándose del X hace ya unos 100 milloncejos de años. Acabó siendo un tercio del tamaño del X y, según estudios recientes, podría llegar a desaparecer.”

 

Fuente consultada:

http://www.madrimasd.org/blogs/biocienciatecnologia/2010/01/21/131390

 

Cuando analicé todo esto inicialmente me dije: ¡Lo encontré!, el cromosoma “Y” es un tercio de “X”.

 

Sin embargo cuando profundicé las cuentas que había hecho, me di cuenta de la equivocación (recuerden que se los adelanté más arriba).

 

La equivocación a que hago referencia es la siguiente: Yo buscaba que “Y” fuera un tercio de “X”, pero ello estaba mal, ya que lo que debía encontrar es que “Y” fuera un tercio de la suma de “X” + “Y”; por lo tanto, pasándolo a fracciones: 1/3 + 2/3 = 3

 

Luego me percaté que, para que se de esta relación, el tamaño entre uno y otro debe ser del doble; es decir, “X” debe ser el doble de “Y”, o si lo planteamos a la inversa, “Y” debe ser la mitad de “X”.

 

Por lo tanto todas las cuentas que había hecho antes, donde ya sea que por tamaño o cantidad de pares de base o de genes, el resultado era cercano al 30 %, eran erróneas.

 

La relación que debía hallar era solo que “Y” fuera la mitad de “X”. Y frente a esta afirmación yo me preguntaba: ¿Dónde está que no la veo?

 

Sin embargo al día siguiente (1/3/12) de haber pasado las tres coincidencias consecutivas (recuerden que fueron del 27/2 al 29/2), por la mañana, después de desayunar, me senté sobre el sillón y mientras disfrutaba de un momento de relax, me vino a la mente este planteamiento:

 

Cambiando el enfoque de investigación que había tenido hasta ese momento, empecé a estudiar la cantidad de estas “letras” que poseían los espermatozoides.

 

Por un lado (sólo inicialmente) había descartado la relación en la cantidad de espermatozoides que contienen los cromosomas “XX”, respecto a los que tienen sólo cromosomas “XY”, ya que había leído los días anteriores, que el cuerpo del hombre produce un 50% de espermatozoides con carga cromosómica “XX” y el otro 50% con “XY”; a tal efecto transcribo la información bibliográfica que encontré:

 

el macho, al ser XY puede generar dos tipos de espermatozoides: la mitad llevara un cromosoma X y la otra mitad un cromosoma Y”

 

Fuente consultada:

http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_de_determinaci%C3%B3n_de_sexo

 

Por lo tanto me concentré nuevamente en los espermatozoides que contenían los cromosomas “XY” a la par que miraba de reojo a los “XX”.

 

Los miraba y pensaba, una y otra vez y me auto interrogaba: ¿dónde encuentro esos 3 elementos?.

 

Ya había descartado (reitero, sólo inicialmente) el tomar a esos pares de cromosomas en forma independiente; pero ahora me planteé de verlos como dos conjuntos separados, pero a la vez trabajando en equipo. Veamos:

 

Sí los agrupaba como un equipo, en total tenía 4 “letras”; lo que implicaba que había una que estaba sobrando.

 

Yo ya sabía que el mal se ubicaba en la “Y” (el Espíritu Santo por medio de las coincidencias me lo había comunicado); por lo tanto la “Y” era una fija en este equipo, que sólo podía estar conformado por 3 elementos.

 

Luego, quedando tres letras “X”, me preguntaba: ¿cuál es la que está sobrando?.

 

Analizando estos cromosomas “X”, yo me planteé una hipótesis, que desde el primer momento sabía que era totalmente estúpida y ridícula; pero conociendo ello, yo trataba aún de acomodarla a mi total conveniencia para que se ajustara a mi planteamiento. A continuación se las desarrollo:

 

Los pares de cromosomas “XX” están compuestos de dos “X” iguales por su importancia, así que aquí no podía anular ninguna de las dos “X”; en consecuencia debía tratar de anular la “X” que acompaña a “Y”.

 

Sí “Y” era el mal (los pensamientos negativos) y esta “Y” influye negativamente sobre la “X” que la acompaña, la primera puede anular de alguna manera la existencia de la segunda (vean que planteamiento totalmente idiota de mi parte).

 

Sin embargo a los pocos segundos de plantearla, la miré desde otra perspectiva y me dije: ¡Cómo no me di cuenta antes!

 

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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