Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en dos partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 2:
En el anterior artículo dije que esos malos pensamientos pasaron de ser circunstanciales a ser persistentes y arraigarse en mi mente.
Cuando empecé a analizar lo anterior me percaté, dónde comienza ese proceso negativo o positivo, según cómo reaccionemos ante el mismo.
Es decir, si el pensamiento negativo que nos viene a la mente, lo contrarrestamos inmediatamente con su opuesto positivo, el mismo desaparecerá; de lo contrario si le damos de comer este crecerá y se quedará a vivir en nuestra mente, haciéndose notar constantemente aún cuando no esté presente (en el caso de un individuo), la persona que provoca en nosotros ese pensamiento negativo.
Para seguir explicando este concepto del que estoy hablando, realizaré una clasificación de los pensamientos contraproducentes en dos tipos.
No digo esto porque sea así, en realidad los pensamientos negativos son uno solo, la diferencia está siempre en la actitud con que los enfrentemos; sin embargo esto permite entender con mayor facilidad mi hipótesis de investigación.
Como decía, voy a clasificar estos pensamientos en:
Pensamientos “negativos”
Pensamientos “malos”
¿Cuál es esa diferencia, a qué quiero llegar?.
Los pensamientos negativos son los que reconocemos enseguida como perjudiciales, por sus inmediatas consecuencias que nos vuelven como un boomerang. Aquí se ubicarían los llamados pensamientos limitantes, que se forman en nosotros a causa de esas críticas o consejos bien intencionados, pero mal hechos, que recibimos de chicos: No podes, es demasiado para vos, sos malo para eso, etc, etc.
Y esos pensamientos limitantes, es lo primero que todos los autores nos enseñan de que debemos borrarlos de nuestra mente, no sólo porque en sí son perjudiciales, sino porque en la mente no hay espacio para ambos pensamientos (negativos y positivos).
En la media que perduren los pensamientos negativos, los positivos no podrán ingresar y tras ellos es que vienen los beneficios que cada uno de nosotros busca.
En cambio con los “malos pensamientos” nos plantamos de forma distinta, como si ellos no tuvieran importancia, y sin embargo tienen la misma influencia que los otros.
Con esto quiero decir que al tratarlos con esa diferencia, no estamos haciendo otra cosa que bajar la guardia, para que esos malos pensamientos terminen por “arraigarse” y dándonos un golpe desprevenido en la boca del estómago.
Por ello debemos comprender que pensamientos negativos, no son sólo los que pensamos en cuanto a nosotros mismos, sino también los pensamientos que volcamos hacia los demás; porque si no sería fácil, habría que hacer lo que dicen los libros de autoayuda y con levantar la autoestima sería suficiente.
Si bien esta bibliografía inconscientemente está en el camino correcto, es sólo parcial y para avanzar en forma limitada. Si nuestro objetivo es lograr grandes metas, debemos apuntar a contrarrestar todos los pensamientos negativos y no sólo los que tengan que ver con nuestra autoestima.
Cuando empecé a comprender esto, traté de cambiar esos pensamientos negativos que tenía sobre ese padre y su hijo (del que hablé en la primer parte de este artículo), y empezar a ver “esos caprichos” no como algo contraproducente, sino como una ayuda que el Universo me estaba dando, para poder cambiar los pensamientos negativos que esa situación me provocaba, por sus opuestos positivos.
Ya hace tiempo que vengo diciendo que lo importante no es no tener pensamientos negativos, sino el superarlos y cambiarlos por los positivos; recuerden que nuestra misión o deber según la interpretación que hice de la Biblia, es salvar a los “ángeles caídos”, conocidos más como demonios; que no son otra cosa que los malos pensamientos. Y justamente nuestro trabajo es salvarlos, al transformar su maldad por medio de los “pensamientos positivos”.
Esto último ya lo he expresado en anteriores artículos; la diferencia es que en estas experiencias que he analizado, veo que el punto de partida (dentro de una secuencia lineal que todavía no defino), es cambiar esos malos pensamientos que se arraigan en nuestra mente. Es lo que yo diría, estar en el pozo de esa influencia negativa (independientemente de la propia ley del péndulo).
Recuerden que en teoría, he encontrado los últimos pasos que se realizan (cambiar tres pensamientos negativos iguales por sus opuestos), antes que se concreten nuestros deseos. Sin embargo estoy investigando qué pensamientos previos, debemos cambiar para que aparezcan luego esa trilogía idéntica, en el final de este proceso secuencial.
Por lo tanto hoy podría decir, que he encontrado el primer paso, pero de ahí hasta esa última acción que ya he relatado, ¿cuántos son los pasos y de qué tipos (clases de pensamientos que debemos cambiar) que faltan, para realizar todo el proceso necesario para el cumplimiento de nuestros deseos en forma consciente?
Esta pregunta sigue todavía sin respuesta, pero de a poco voy acercándome (investigación de por medio) a la ansiada resolución.
Y por último, el día anterior a escribir la primer parte de este artículo, apareció (cuenta de por medio) otra coincidencia con un número triple; en este caso se me presentó circunstancialmente en una suma que realicé el 777, que según el enlace que está a continuación quiere decir:
“777: ¡Los ángeles te aplauden! Felicidades, ¡estás en el camino! Sigue haciendo un buen trabajo y sabe que tu deseo está haciéndose realidad. Este es un signo extremadamente positivo y significa que también deberías esperar que ocurran más milagros.
Esta es la vibración del guerrero espiritual. Aquel que camina por un sendero estrecho dentro de sí y su alma. Siete trabajos para la luz, por la luz y con la luz. Siete comer beber pensar y hablar luz. No está permitido que los sietes salgan de las fronteras de la luz por más de un pensamiento fugaz. El siete te trae a casa el lugar donde se realizan los milagros como algo cotidiano, donde puedes volar y bailar en las estrellas mientras estás en cualquier y todas las formas. El siete es un lugar donde las maravillas, la magia y los milagros se ven como cosas naturales. El siete es tu estado natural de ser.
Simboliza una integración de cierta porción de los cuatro cuerpos inferiores con frecuencias elevadamente espirituales dentro del plano de tercera dimensión, o el nivel en que estás manifestando tu realidad física en el Plano Terrestre.
Se están realizando desarrollos gloriosos, permanece en tu sendero intencional y los frutos del esfuerzo estarán ahí para ti.”
Con esto, es como si el Universo al darme cuenta de mi error en la forma inicial de pensar esta situación narrada, me dijera: “Bien te diste cuenta, seguí así.”
¿Qué difícil es todo esto?. Dios nos da la única obligación de cambiar los pensamientos negativos; pero cuando se nos presenta esa persona que hace macanas, que nos embroma, que vemos que molesta y perjudica a los demás y todo ello nos hace nacer malos pensamientos, ¿cómo cuesta poder cambiarlos?. Si de chicos la sociedad nos hubiese enseñado ello, tal vez no lo tomaríamos como un trabajo duro, sino como algo natural.
Dios explica todo esto por simbolismos en la Biblia; está en nosotros aprender a interpretarlo y buscar el camino correcto que nos permita lograrlo con naturalidad y no en forma inconsciente como nos ocurre hasta ahora, cuando algo increíble nos sale bien, o logramos el cumplimiento de un deseo sin comprender cómo ocurrió.
A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.
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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.
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