78) LEY DE LA ATRACCION - ¿Feliz Navidad?

¿Por qué comienzo con un título pesimista dirán ustedes?; porque para buscar la felicidad primero hay que entender de dónde viene la infelicidad y de esa manera evitar que esta última aparezca.

 

Es decir para no dejar que el enemigo nos venza, primero debemos reconocerlo y entender sus armas y tácticas.

 

Entonces aquí haré dos tipos de análisis de por qué inicialmente la Navidad resulta infeliz para muchas personas:

 

Causa primera: Según estadísticas esta fecha es donde se producen mayores índices de intentos de suicidios, porque para algunas personas en este momento del año ven acentuados esos “dolores”, como ser el recuerdo de la pérdida de un familiar, el no haber formado una familia, problemas económicos, etc. (fuente: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/251158.aumentan-suicidios-durante-la-navidad.html)

 

Causa segunda: Si bien la mayoría no se va a suicidar, si en cambio en dichas fiestas las personas muchas de las veces se deben reunir (como si fuese una obligación moral) con familiares que no se ven durante todo el año, porque es mejor perderlos que encontrarlos.

 

Es decir, si uno empieza a hablar con amigos y conocidos verán que si no se está peleado con el abuelo, es el tío; sino con el primo es con el hermano, pero siempre habrá un familiar donde el “diablo” metió la cola y que si no es en una fiesta de este año, será en la que viene donde uno se tendrá que reunir con “esa persona” y a las 12 de la noche brindar con la misma con la mejor sonrisa falsa que se pueda crear, para de esa manera no quedar mal con el resto de los familiares.

 

Muchos dirán para qué cornos existirán estas fiestas, porque las mismas les traen más disgustos que lo que tendría que ser el placer de festejar el natalicio de Jesús.

 

Ahora, ¿por qué sucede esto?. Muchos responderán porque la gente es jodida. Y yo les diría está bien, pero hay que mirar más profundo y encontrar la verdadera razón.

 

Debemos reconocer que el enemigo aquí, tanto en las personas que se encuentran solas, como las que se reúnen con familiares que muestran sonrisas falsas, es el mismo: Nuestro propio Ego.

 

Para entender mejor esto, analicemos que representa en realidad con la ley de la atracción la Navidad.

 

Como he dicho a lo largo de los artículos que ya he escrito, Jesús es el maestro número uno de metafísica, quien vino con su ejemplo a dejar las enseñanzas de cómo debemos comportarnos (mentalmente con nuestros pensamientos) para aprender a obtener lo mejor que deseemos y que por derecho Divino nos pertenece.

 

Y entre esas enseñanzas una de las principales, es que espiritualmente hablando todos somos uno y desde la separación con Dios (por el pecado original), es que estamos tratando de volver a ÉL, reconociendo que no somos individuos independientes y separados (aunque esta irrealidad terrenal nos muestre lo contrario).

 

Y esta fecha de la Navidad es cuando por un día, pareciera que todos se quisieran poner de acuerdo en ello: En ser Uno.

 

Pero por contrapartida de esto, nuestro Ego tratará de acentuar dicha separación, haciendo que se acerquen a nosotros esas personas que no soportamos por la razón que fuera; como a otras les hará recordar su falta de éxito, en lo económico o en lo sentimental o sencillamente en lo social.

 

En definitiva no son esas personas jodidas o nuestras adversidades nuestros enemigos, sino los pensamientos negativos que nuestro Ego nos envía ante cada oportunidad que tiene.

 

Y la forma de contrarrestar esos pensamientos negativos, es oponerles sus equivalentes positivos; diciéndonos: Esto sucede porque en esta fecha estoy más cerca de la verdad y no me dejaré embaucar por ese maldito Ego.

 

Pero algunos dirán, pero cómo pensar bien ante tantas cosas negativas que nos persiguen.

 

Si uno está haciendo las cosas bien, como dije en el último artículo que escribí, hay que tener la paciencia necesaria para saber esperar, el momento en que el Universo sabrá responder a nuestras necesidades.

 

Ahora, cómo evitamos que la impaciencia aparezca o nos domine. En primer lugar es entender que nuestra vida terrenal es una irrealidad mental, que forma sólo una pequeñísima parte de nuestra existencia espiritual, que puede ser de miles de años en cada uno.

 

Para entender lo anterior, es como decir que nuestra vida física es como un hechizo que nos hicieron desde el momento en que nacimos, y que este perderá su poder una vez que encontremos ese “amor verdadero”, que significa entender y comprender lo que debemos hacer con las enseñanzas que nos dejó Jesucristo por medio de las parábolas; las cuales hay que aprender a leerlas no textualmente, sino de la forma en que voy diciéndolo a lo largo de mis exposiciones.

 

Esas “traducciones” que he hecho, son sólo una parte muy pequeña, pero que me sirve para ir aprendiendo cada vez más sobre este tema, junto con la ayuda desinteresada de otros lectores que están tras el mismo objetivo.

 

Por eso, si para esta fecha se sienten solos, abatidos, cascoteados por el entorno, levanten la cabeza y miren la luz que hay al final del camino y digan a su Ego: No me vas a vencer maldito y luego griten al cielo:

 

¡Feliz Navidad!

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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