76) LEY DE LA ATRACCION - ¡Vamos Peñarol!

Para que entiendan el título de este artículo, debo aclarar que Peñarol es el mejor equipo de básquetbol de la ciudad de Mar del Plata y el último Campeón Nacional y Bicampeón de América.

 

Entonces previo a adentrarme al concepto que voy a tratar en esta ocasión, les relataré una experiencia que me dejó una enseñanza importante y que está íntimamente relacionada con los temas que vengo tratando en mis últimos escritos.

 

Hacía tiempo que mi hijo quería ir a ver un partido profesional de básquetbol y en la escuela una vez al mes dejaban del Club Peñarol, entradas gratis para aquellos chicos que vayan acompañados a ver el partido de un adulto (el que sí tiene que pagar la entrada).

 

O sea, al no ser amplia la afluencia de gente que va a ver estos partidos, esta es una manera de realizar más ventas de boletos, a la vez que fomentan el deporte incentivando a las familias a concurrir.

 

Así fue que este pasado 1º de diciembre de 2010 fuimos al partido (Peñarol vs. Argentinos de Junín) acompañados de un amigo de mi hijo.

 

Al entrar al Estadio Polideportivo, a los chicos les hacían llenar un cupón para un sorteo (es una forma de hacer estadísticas de que colegio provienen los menores, para así después llevar entradas de promoción a dichas escuelas).

 

La cuestión es que durante el descanso tras el segundo cuarto, el locutor del estadio empezó a realizar el sorteo y cuando daba el nombre del segundo ganador que sacaba de la urna, recién en ese momento me percaté que estaban realizando el sorteo.

 

Yo como estaba hablando con mi hijo escuchaba en forma entrecortada lo que el locutor decía, entonces me había perdido el anuncio de que era lo que sorteaban, pero al darme cuenta que el sorteo estaba en proceso (sólo habría 4 ganadores) en ese preciso momento desee que mi hijo fuera el siguiente elegido y a continuación a mi hijo (después me lo contaría) le temblaron las piernas de emoción, al escuchar como pronunciaban su nombre por los parlantes del estadio; había resultado el tercer ganador.

 

Cuando terminó el sorteo volvió el locutor a decir los premios: Una pelota nueva de básquet profesional para cada afortunado.

 

Es decir mi hijo se ganó lo que hacía semanas me estaba pidiendo (recién este año empezó a ir aprender a jugar al básquet) y quería su pelota nueva.

 

Ahí fui que me di cuenta de que el experimento que antes había fracasado, ahora daba resultados positivos (ver el artículo titulado “Nº 73 - El experimento”).

 

Y se firmemente que lo que hice esa noche fue acompañar el deseo que era de mi hijo, haciéndolo también mío. Si hubiese sido sólo suficiente el deseo de él, hubiera ganado durante los dos primeros cupones que sacaron; sin embargo salió ganador justo cuando yo formulé también mi deseo.

 

O sea, esa noche fui parte de un experimento que yo no me había propuesto; el Universo con ello me dijo: Pibe el experimento para que funcione se hace así:

 

No hay que querer que la otra persona acompañe nuestro deseo; sino que uno debe acompañar el deseo del otro sin que éste lo sepa.

 

Que es lo que en cierta forma llego a la conclusión en el artículo que titulé “El experimento”.

 

Y lo más destacado es que cuando pronuncié mi deseo, en ese momento ni me acordé de la ley de la atracción, no pronuncié Yo Soy, no agradecí por anticipado, (salvo que dos horas antes del partido, sin acordarme tampoco de la ley de la atracción, visualicé a mi hijo ganándose un premio, pero de una forma totalmente diferente a la que resultó).

 

Por lo tanto, en ese momento lo único que hice es pedir con emoción el deseo, nada más, salvo por supuesto que hecho en conjunto (sin saberlo) con mi hijo.

 

Ahora paso a enumerar ciertas coincidencias (con la presencia del número 7) que percibí después de terminado el partido:

 

Peñarol le ganó a Argentinos de Junín 107 a 77 (esto lo relaciono como si el marcador digiera 1 = 777).

 

Yo hace tiempo que me vengo preguntando si 6 representa al hombre y 666 a la bestia; 7 es la perfección (de Dios), entonces 777 ¿a quién representa?, no a Dios porque para eso está el 1, tampoco la Trinidad, que es el 3.

 

En definitiva mi intuición me dice que 777 representa la perfección de "La Palabra".

 

Y veamos cómo aparecen a continuación otra vez los 7:

 

Como dije el día del partido fue el 1 / 12 / 2010, que sumando todos sus dígitos hasta reducirlo a uno sólo da = 7

 

El boleto que pagué estaba numerado con el 844, que sumando todos sus dígitos hasta reducirlo a uno sólo da también = 7

 

Es decir, es como si ese día el Universo me dijo: La Palabra es perfecta y en ella está toda la sabiduría que estamos buscando.

 

Y aquí es donde empieza a tener sentido cuando en la Biblia dice Jesús según el Evangelio de San Mateo (22,37-40):

 

37- Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.

38- Este es el gran mandamiento, el primero.

39- Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

40- Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos.”

Hasta ahora uno entendía y era fácil practicar el primer mandamiento, porque amar a Dios es entre otras cosas reconocer que Él está en nosotros y su poder también. Sin embargo practicar “amar al prójimo”, ya no es tan sencillo.

Pero volviendo un poco a las premisas a que llegué en el artículo titulado “El experimento” y continuando con las mismas, puedo decir que:

1º PREMISA: Nuestros objetivos los conseguimos siempre con la ayuda de otra/s personas (según el Evangelio de San Mateo en 18,19-20).

2º PREMISA: Yo interpreto que cuando dice que “dos de ustedes se ponen de acuerdo”, no se está refiriendo a las personas físicas, sino al espíritu de cada uno.

3º PREMISA: En la medida que reconozcamos que necesitamos (solicitándolo por medio de nuestro espíritu) ayuda de los demás, estaremos reconociendo que todos somos uno y a partir de ahí ver que no somos nuestro “Ego”, sino un conjunto de espíritus que se ayudan entre sí (la consciencia colectiva).

4º PREMISA: No hay que querer que la otra persona acompañe nuestro deseo; sino que uno debe acompañar el deseo del otro sin que éste lo sepa (para no pretender recibir algo a cambio).

Esta última premisa que estimo debe de ser la más importante en esta sucesión de acciones, es fácil de entender (ayudar a los demás con sus deseos); pero ustedes se pueden preguntar al igual que yo:

¿Cómo hacer para que los demás nos ayuden a nosotros si no se lo podemos pedir literalmente, sin considerar a esta acción como una permuta o negocio, donde uno le dice al otro: yo te ayudo ahora y después tú me ayudas a mí?.

Yo creo que el tema pasa por ayudar a cualquiera y luego la “conciencia colectiva” en recompensa por nuestra acción, hará que otras personas (incluso que no conozcamos) aparezcan en nuestra vida para cumplir nuestros deseos.

Pero lo anterior por ahora es sólo una hipótesis. Así que para comprobar su premisa voy a realizar un segundo experimento con quienes deseen cooperar participando del mismo.

El objetivo es que el que quiera me puede mandar por mail a waltergenga@yahoo.com.ar su intensión de que yo lo acompañe en su deseo; no teniendo importancia que dicho deseo sea espiritual o netamente material (salvo por supuesto, que en todos los casos dicho deseo no perjudique a otra persona).

Pero ¡atención!, si se comunican no deberán indicarme cuál es el deseo (sólo la intención de que tienen un deseo a cumplir), porque de lo contrario al no mantenerlo en secreto (no sé exactamente cómo funciona), de alguna manera se generan energías negativas por mi Ego o del Ego de quien confesó el deseo, que hace abortar su concreción antes de empezar a formarse el mismo.

Por otro lado, en el caso que sus deseos se cumplan (y con mayor razón si les trae un beneficio económico), les prohíbo que me quieran recompensar con una parte de la ganancia que pudieron haber obtenido. ¿Por qué se preguntarán ustedes?.

Porque yo no debo recibir ayuda de quien ayudo, sino por medio (como ya lo dije) de otras personas que serán guiadas hacia mí por la conciencia colectiva.

Por lo tanto, si hubiera alguien a quien el experimento le dio resultados y quisiera darme “algo” a cambio, en vez de ayudarme me estaría perjudicando, ya que me estaría reduciendo considerablemente el premio mayor que seguramente me estaría preparando el Universo.

Entonces cuando se dirijan a mí para dicho experimento, para identificar correctamente al solicitante, además de la intención del cumplimiento de su deseo (recuerden sin especificar cuál es el deseo), deberán enviarme su nombre completo, ciudad y país actual de residencia.

Verificando así si mi hipótesis es correcta. De tal forma que con el éxito de ustedes yo obtenga por “reacción” el cumplimiento de mis propios deseos y de esta manera se cumpla con lo que dijo Jesucristo:

 

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

 

NOTA AL MARGEN: Este experimento finalmente no resultó, ya que partí de premisas equivocadas; más adelante verán cómo me di cuenta de ello y encontré el verdadero significado del Evangelio según San Mateo en 18,19-20, que a continuación se los vuelvo a transcribir, para que se acuerden de el para el futuro:

 

19- Asimismo yo les digo: si en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, mi Padre Celestial se lo concederá.

 

20- Pues donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.”

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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