63) LEY DE LA ATRACCION - ¡Gracias Aika! (Parte 1)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en dos partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 1:

 

Antes de comenzar a escribir este artículo debo pedirles disculpas por lo crudo del relato, porque como siempre hago, baso mis escritos de la ley de la atracción en mis propias experiencias y en esta en particular es importante no ocultarles ningún hecho, porque por medio de ellos podrán irse dando cuenta de cómo me apareció ese sentimiento inicial de impotencia y cómo este fue creciendo con el correr de los días.

 

Y también les pido permiso por el lenguaje vulgar que en este caso voy a utilizar en varias partes del artículo, ya que si bien un mismo concepto se puede trasmitir usando un lenguaje rico en palabras, en el caso de los sentimientos y emociones hay veces que las palabras que mejor los describen son las que van a leer a continuación y que por medio de ellas puedo lograr que ustedes perciban lo que yo sentí en ese momento, porque por otra parte, todos los seres humanos o la gran mayoría por lo menos, usamos este mismo lenguaje para cuando estamos en situaciones semejantes.

 

Todo comenzó hace unos meses atrás, luego de tener mi primer auto 0 KM, el siguiente objetivo de nuestra familia era tener un perro cachorro, de raza y que llegase por medio de un regalo de alguien, porque pagando cualquiera lo consigue y por otra parte sabíamos que si teníamos Fe nada tenía que ser imposible.

 

El hecho de no pagar por este perro, no era por no querer gastar dinero en ello, sino porque en lo personal no me sentía bien con pagar para darle cariño a un animal; y no confundan lo que dije, porque no digo que esté mal pagar por un perro, sólo que mis sentimientos no me lo permiten, por lo menos hoy día.

 

Y así fue que como no quería pagar, no era fácil que apareciera un perro de raza gratis así no más (la gran mayoría se venden); y estuvimos a punto de rendirnos. Sin embargo me dije, deseo un perro de raza gratis después de que volvamos de las vacaciones de invierno e insistiré con ello.

 

Y a las tres semanas de volver de mis vacaciones apareció y vean con que “coincidencia” el Universo me informó de que esto ocurriría:

 

Por medio del marido de una compañera del trabajo de mi esposa, éste que tiene a su vez un amigo en el campo, consiguió que le regalará una cachorrita de Boder Collie y ni bien lo supo, la llamó a mi esposa para informarle de la buena nueva y que la traería cuando fuera al campo ese fin de semana siguiente.

 

Esto ocurrió el día 17 de agosto de 2010 (primera coincidencia). Porque en lo personal el número 17 es el que más simbolismo tiene por lo que significa; ya que este mismo número es usado por igual tanto por los optimistas como por los pesimistas, es las dos caras de la misma moneda; ya que para unos representa el comienzo de lo bueno y para otros la desgracia. Es decir es la actitud cómo el ser humano enfrenta la vida, como ganador o como perdedor, no hay punto intermedio.

 

Pero la anterior fue una coincidencia que muchos podrán decir simple casualidad, pero la segunda coincidencia fue realmente sorprendente.

 

Cuando este amigo estaba cortando con mi esposa (hablando por celular), lo hacía mientras estaba caminando por una calle lejos tanto de mi casa, de la suya, como de mi trabajo. ¿Por qué hago esta aclaración?, porque no era frecuente que él estuviera caminando por ahí, y lo “sorprendente” de ello es que cuando corta el teléfono pasa por una fiambrería y golpea el vidrio, para llamar la atención de quien estaba ya saliendo de la caja luego de realizar su compra. Esta persona que salía “justo” en ese instante era yo.

 

Es decir en el mismo momento el Universo se encargó de que se produjeran las coincidencias necesarias, para comunicarnos al mismo tiempo a mi esposa y a mí, que el perro que tanto deseábamos estaba en camino.

 

Y finalmente el sábado 21 de agosto de 2010 por la noche nos entregan la perrita, la que no tenía nombre definido todavía y así estaría por otros cuatro días más, porque no nos poníamos de acuerdo entre toda la familia sobre cómo llamarla.

 

Y el domingo 22 de agosto al mediodía comenzaría este pequeño calvario:

 

Cerca del mediodía la perrita por primera vez vomita. Nos acercamos y vemos que con la saliva había una especie de lombriz; luego aprenderíamos que se llaman Áscaris y que son parásitos que crecen dentro del animal, hasta transformarse en gusanos adultos de entre 5 a 10 cm de largo, que son expulsados en parte por las heces o por medio de los vómitos.

 

Para no hacer el relato tan largo, simplificaré lo que sucedió desde el lunes 23 que la llevamos por primera vez a la clínica veterinaria, hasta lo que pasó la noche del 25 de agosto:

 

Cuando nos trajeron a esta cachorrita era redondita por lo gorda que estaba, ya que al ser el último cachorro en destetar había tomado bastante leche de la madre.

 

Sin embargo desde el domingo al mediodía, iban a pasar tres días seguidos que no comería ni tomaría agua, por lo cual había bajado de peso y perdido el ánimo por completo, ya no jugaba, ya no movía la cola.

 

Ese 25 de agosto iba a ser el segundo día que había quedado internada, para hidratarse mediante el suero que le inyectaban en una de sus patitas, además del antiparasitario que le daban en varias dosis para que no lo vomitara (en total iban a ser tres días de internación diurnas, ya que a la noche nos la llevábamos a casa hasta el otro día).

 

La perrita había empezado con vómitos y luego seguiría además con diarreas, en la mayoría de los casos expulsando también esos malditos Áscaris. La noche del 25 tendría durante esa madrugada 5 diarreas en total y otros tantos vómitos.

 

Cuando el 25 la llevé a la mañana para su segundo día de internación, el Dr. Veterinario me dice: “La veo mal”.

 

Esa mañana antes de llevarla a la veterinaria la saco al parque de mi casa y hace algo que no me gusta para nada. A la noche cuando hago lo mismo para ver si quiere orinar, vuelve a hacer lo mismo de la mañana, se nos escapa de la vista y se esconde detrás de unas plantas que tengo alrededor de toda la medianera y se queda tirada ahí, con desesperación la quiero sacar pero no la encuentro fácil ya que al ser de noche y tener un pelaje negro no la puedo ver, al tanteo entre las plantas la encuentro y la llevo al interior de la vivienda.

 

Y esto mismo lo volverá a hacer ya adentro de la casa, tirándose en vez de en la cucha, en un hueco que hay entre unas cajas que tengo apiladas. (Los animales cuando ven la muerte cerca, se alejan de la manada y se retiran para esperar el fin solos).

 

Ya eran cerca de las diez de la noche del 25 de agosto y yo veía como mi perrita se estaba muriendo, la muerte ya la tenía colgando entre sus fauces, sólo faltaba que se la tragase.

 

Todo ese día yo me había estando preguntando ¿Para qué mierda Dios me manda a una perrita si después me la va a sacar? ¿Cuál es el objetivo? ¿Esto me tiene que dejar una enseñanza muy valiosa, sino qué sentido tiene?. Porque para hacerme sufrir, no es necesario esto, lo puede hacer de muchas maneras más simples, incluso si se moría nuestra familia lo sufriría unos días y después seguiríamos adelante; entonces yo me decía, ¿qué es lo que no puedo ver en todo esto?.

 

Entre otras cosas yo me había propuesto que esa noche la perrita tendría que tener un nombre, que por la falta de acuerdo entre toda la familia seguíamos sin saber cómo llamarla.

 

Yo sabía que si quería que viviera tenía que ponerle esa noche sin falta un nombre, incluso durante el día había tenido (lo que hace el Ego para hacernos sucumbir) pensamientos negativos, sobre cómo y cuándo debía preguntarle al Dr., en qué momento debíamos sacrificar a la perrita para que no siguiera sufriendo. Y en relación a esto, también me venían pensamientos que me decían, para qué le vas a poner nombre si ya se va a morir.

 

Esa noche conversamos en familia, discutimos, pero no llegábamos a un acuerdo; todos estaban cansados y querían dejar esa decisión para mañana, pero yo en mi ser más interior sabía que esa noche era la última oportunidad para ponerle nombre y finalmente llegó el momento, que ante los dos nombres más votados, dejamos el resultado final a la “suerte” de un sorteo.

 

Resumiendo, el Universo eligió Aika, que era en particular el que yo deseaba, porque en Japonés significa “luz”. Y la luz en la Biblia representa la conexión con el Paraíso, es la señal de haber llegado, es el Subconsciente o como yo lo llamo, el Espíritu Santo, que intercede ante la Inteligencia Suprema.

 

Y yo me decía que ese nombre ayudaría a mi perra a conectarse con esa “fuerza especial” que todo lo puede.

 

Esto no quiere decir que porque todos le pongan dicho nombre a alguien, las cosas vayan a irle mejor, sino que dicho significado más la afirmación que yo me hice sobre ello, influyó de alguna forma.

 

Es más, yo me decía que el llamarse Aika (luz) le permitiría a mi perra conectarse con ese “Ser Superior”; sin embargo quién se conectaría esa noche sería yo.

 

Antes de irme a dormir, mientras la acariciaba a mi perra tratando de trasmitirle mi apoyo, le decía a ella: No te rindas, dame 24 hs más hasta que encuentre ese “antídoto espiritual” que te salve.

 

Porque yo sabía que era fácil, pero sin embargo no podía hacer llegar todavía esa comprensión a mi mente. Y ahí volví a dirigirme a Dios preguntándole (mientras estaba de cuclillas frente a mi perra), no en forma inquisidora, sino como el alumno que le pregunta a su maestro en forma ingenua y humilde:

 

¿Dime por favor cómo mierda se hace, qué estoy haciendo mal, qué es lo que me estoy olvidando de hacer?

 

Y seguramente Dios que estaría también de cuclillas frente a mí y sin que yo lo escuchara, me debe haber dicho con una sonrisa en la boca:

 

Pedazo de idiota hace más de un año que te lo estoy diciendo, hace meses que te estoy mandando mensajes continuamente por medio de los autores que estás leyendo, tienes la información adelante tuya, la tienes en tus manos y no la ves (aclaro que los insultos que digo están dirigidos exclusivamente a mi persona).

 

Y esa noche cuando me fui a dormir (que es cuando todos los autores dicen que al poner la mente consciente a descansar, la otra mente, la subconsciente empieza a escuchar y hablarnos en esos instantes en que estamos entre despiertos y dormidos), ni bien apoyé la cabeza en la almohada sucedió, el rompecabezas empezó a armarse en mi mente solo, como si las piezas se acomodasen atraídas por una fuerza invisible.

 

Esa información que estaba necesitando, que estaba pidiendo, vino a mí por medio de recuerdos y relacionar palabras y párrafos que estaban perdidos en mi mente, de miles de páginas que había leído en todos estos meses de decenas de distintos autores que tratan sobre la ley de la atracción, pero principalmente de ese “libro”.

 

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

  

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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