Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en dos partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 1:
Yo he dejado como premisa que el no cumplimiento de nuestros grandes deseos (convertirse en millonario, transformarse en el mejor jugador de algún deporte, etc), es consecuencia de los malos pensamientos que el Ego nos envía.
Mientras que el “contra ataque” que debemos emplear, es por medio de las metas y objetivos que nos fijemos, aclarando que si bien estos dos sustantivos parecen ser sinónimos, en realidad para este concepto que estoy hablando no lo son; sí se complementan, porque las metas son los contenedores de lo que tiene que venir después que son los objetivos de esa metas.
Es decir los objetivos vendrían a ser unos de los últimos pasos a ejecutar, pero de ese tema hablaré en particular en otro artículo; mientras que en éste me centraré en las metas, tomándolas como la vías sobre la cuales avanzan y crecen nuestros pensamientos positivos (los soldados leales).
En anteriores posts ya había hablado sobre las metas y la perseverancia como concepto fundamental en el camino que todos estamos buscando, pero en esta oportunidad profundizaré dicho análisis hasta el corazón de su accionar.
La mejor forma de explicar esto es dando un ejemplo de ello, que es lo que yo voy haciendo constantemente.
Baso mis investigaciones, primero leyendo las enseñanzas de otros autores y combinando las lecturas de la Biblia interpretación mediante y luego transmito mis propias experiencias sobre los puntos que voy tratando; es decir, yo mismo me convierto en el conejillo de Indias.
Entonces para graficar esta experiencia remontémonos al 25 de junio de 2009, fecha en que publiqué mi primer artículo; ahí mi meta era escribir un artículo semanalmente.
Luego pasemos al 8 de marzo de 2010 que es cuando empiezo a concretar acciones en pos de mi mayor deseo (dar conferencias sobre la ley de la atracción), incluso más importante que convertirme en millonario (después de todo si se cumple mi anterior deseo, este último será una consecuencia de ese otro).
Si bien como dije en esa fecha (artículo 44), comencé a tomar el toro por las astas, fue en realidad durante los primeros artículos que me nació ese gran deseo de dar conferencias alrededor del mundo.
Ahora paremos un momento y analicemos estos 3 últimos párrafos:
Al principio ya tuve deseos de dar conferencias, pero obviamente mi mente consciente competía contra mis deseos (por medio de nuestro enemigo el Ego) y me enviaba pensamientos negativos, diciéndome:
“Cómo vas a dar conferencias con sólo haber escrito 5 o 10 artículos; por qué alguien iría a escuchar tus conferencias y a pagar un precio alto por ello, cuando hay otros autores ya conocidos y encumbrados que hacen años que están haciendo esto, como son por ejemplo Bob Proctora nivel mundial o como el Dr. Roberto Bonomi en Argentina.”
Es decir si bien yo tenía todas las ganas, todavía no tenía toda la Fe.
Ahora para explicar esto, haré una sucesión de preguntas y respuestas:
¿Cómo alimentamos la Fe?: Por medio de crear pensamientos positivos.
¿Cómo creamos los pensamientos positivos y luego cómo los hacemos crecer?: Por medio de fijarnos una meta y ser perseverantes en ella, estamos evacuando la primer parte de la pregunta; mientras que la segunda parte, se responde diciendo que los pensamientos positivos crecen “al ir avanzando sobre el camino de la meta”.
¿Y cuál fue esa consecuencia en mi caso, de avanzar sobre el camino de mi meta?
Que yo hoy, 60 artículos después de haberme iniciado en el camino de escribir sobre la ley de la atracción, me considero:
Capaz y con derecho ganado de dar conferencias sobre este tema en cualquier parte del mundo.
¡Atención!, cuando digo capaz no es en el sentido clásico de la palabra, aunque en la mayoría de los casos también le cabe dicha interpretación.
Cuando estoy diciendo ser capaz, es el sentimiento que uno tiene de que posee la voluntad y lo que es lo principal, “el convencimiento de que puede hacerlo”.
Respecto a esto intercalo una cita de, La Ciencia de hacerse Rico, pag. 56, de Wallace D. Wattles:
“Haga todo lo que hace con la firme convicción de que usted es una personalidad que avanza, y que usted le da avance a cada uno de los demás. Sienta que usted se está haciendo rico, y que así usted podrá hacer ricos a otros, y conferirles ventajas a todos”
Y esto no tiene nada que ver con lo que opinen los demás de ustedes, ya que en la ley de la atracción sólo debe importarnos lo que cada uno opina de sí mismo.
Lo anterior no quiere decir que no respeten al otro que opina distinto, sino lo que estoy diciendo en realidad, es que hay que mirarse hacia adentro de uno, porque ahí es donde se encuentra todo el poder que necesitamos para hacer cumplir nuestros deseos.
Y en cuanto a lo anterior, cualquiera puede decir y seguramente algunos habrán que dirán (respecto a mí), este tipo es un estúpido, escribe pésimamente, no puede dar una conferencia ni frente a un espejo, etc, etc.
Sin embargo reitero tanto para mí como para ustedes, lo importante para avanzar no es lo que los demás digan, principalmente cuando las expresiones sean insultantes, o sin serlo sean limitantes (no puedes, es demasiado para ti, etc).
Lo importante es creer en sí mismo; lo que el hombre cree ser, eso será. Y respecto a esto cito dos frases célebres:
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado” (Buda).
“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto” (Henry Ford).
Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............
A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.
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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.
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