16) LEY DE LA ATRACCION - Y el Ego

Hay veces que es más fácil explicar algún concepto definiendo el opuesto del mismo. ¿Y en este caso cuál es el opuesto del Ego?, pues Dios.

 

Antes de hablar de Dios, para de esa manera poder hablar del hombre, debo hacer una aclaración respecto a la Biblia (tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento).

 

La Biblia no es otra cosa que el libro que explica los pasos que hay que cumplir, para ejercer plenamente los beneficios de la Ley de la Atracción, otros también dicen que es un libro de física por las enseñanzas que éste brinda sabiendo leerlo en segundas líneas.

 

 

Y respecto a esto, la Biblia dice que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. Lo que significa textualmente que cada uno de nosotros somos Dios, porque somos una parte separada pero a su vez indivisible de Él.

 

Somos Dios porque Él está en nosotros, como está en los animales, minerales y hasta en la parte más ínfima de una molécula.

 

Sin embargo para diferenciarnos de Él y darnos individualidad nos entregó el Ego.

 

Éste es el que nos convierte en hombres, es decir en dioses imperfectos al vivir con ese Ego que nos hace creer que somos más que nuestros semejantes.

 

A medida que mostramos menos nuestro Ego y más nuestra humildad, nos estaremos acercando más a Dios y podremos ejercer con mayor facilidad la Ley de la Atracción en nuestro pleno beneficio.

 

Lo anterior no quiere decir que debamos comportarnos como corderos. Si te atacan obviamente te deberás defender si las circunstancias lo ameritan y ello no te perjudica en ese momento.

 

Tampoco implica que no nos podamos decir a nosotros mismos: somos los mejores, porque en definitiva esto último es el objetivo de la ley de la atracción y lo que aumenta nuestra autoestima para crecer en todos los órdenes de la vida.

 

Cuando digo que no hay que emplear el Ego, estoy diciendo que no hay que ser egoísta, egocéntrico y principalmente no usar el mismo para hacer sentir menos a nuestros semejantes.

 

Pobre de aquellos que por tener más acumulación de conocimientos intelectuales se creen más importantes que los demás.

 

Esto último me hace recordar una frase de Sócrates: Sólo sé que no sé nada”

 

A medida que vamos respondiéndonos los interrogantes, por cada respuesta nos aparecen diez preguntas más. Por ello cuanto más vamos aprendiendo nos damos cuenta de lo poco que sabemos.

 

Por lo tanto no hay mayor ignorante que aquel que fanfarronea creyendo saber más que los demás; todos tienen algo que enseñarnos hasta aquel que es analfabeto.

 

Y esto último lo aclaro, porque uno de los ingredientes de lo que yo llamo la fórmula para ejercer en nuestro total beneficio la ley de la atracción, es saber ver y escuchar los mensajes que nuestro subconsciente nos va enviando, para saber cuándo debemos realizar nuestro siguiente paso para poder cumplir nuestra meta programada.

 

Y estos “mensajes” pueden venir de cualquiera, tanto de un sabio como de alguien que no tiene estudio y que en ese momento, o porque lo vemos o lo escuchamos, nos está dando parte de esa información que estamos necesitando.

 

Es decir, si nos creemos más que los demás, nos estaremos perdiendo muchos de esos “mensajes”, que pueden provenir de aquellas personas que erróneamente pensamos que son menos que nosotros y que sin embargo nos están ayudando.

 

La inteligencia no está en saber más que los demás, sino en saber abrir la mente hacia Dios.

 

Entonces si quieres que la ley de la atracción te funcione, ya sabes cual es el camino a seguir.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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